Siguiente estación de nuestro especial #AniversarioDeHierro, celebrando una década del estreno de Juego de Tronos. Si ayer tuvimos al responsable de las reseñas de los capítulos de la serie desde el punto de vista de un No Lector, hoy es el turno del autor del las crónicas de los episodios de un Lector. Es decir, al responsable de la Wikia de hielo y fuego, nuestro amigo Sak Stark.
Crónica del 10º aniversario, por Sak Stark de la Wikia de Hielo y Fuego
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“Por mucho que me guste la ficción histórica, el problema con ello es que siempre sabes lo que va a pasar.” – George R.R. Martin
Ya ha transcurrido una década desde que se anunció la llegada del invierno a nuestras pantallas. Lo que de inicio se prejuzgó como “la serie estilo El Señor de los Anillos”, desembocó en un fenómeno de grandes magnitudes, que no solamente revolucionó el formato de las series de televisión, sino que también las redes sociales, el merchandising, el impacto mediático, e incluso en el turismo, así como los múltiples premios y reconocimientos que ha ido cosechando.
La adaptación de Canción de Hielo y Fuego por parte de HBO fue inmejorable en sus inicios, con su primera temporada. Por un lado, se nos presentó el conflicto entre las Casas Stark y Lannister. En otro plano, teníamos a la chica Targaryen que planeaba recuperar el trono familiar desde el otro lado del Mar Angosto. Y, al mismo tiempo, en el norte más recóndito unos muertos vivientes de hielo se alzaban para marchar sobre los vivos, resguardados entonces por un inmenso Muro.
Paralelamente se produjo un boom en la venta y la lectura de los libros (en el mismo año se publicaba Danza de Dragones), y es que muchos espectadores querían saber más y más sobre este universo, pues aquel final de temporada con el nacimiento de tres pequeños dragones supo a poco. La palabra spoiler vino para quedarse y formar parte de nuestro argot, y Juego de Tronos se convirtió en un tema recurrente de conversación y de debate entre los fans.
Intrigas palaciegas, historias de caballeros, leyendas ancestrales, terror, criaturas fantásticas, traiciones, religiones, bodas, eventos bélicos, magia, hasta lenguas inventadas… A lo largo de sus ocho temporadas, y conforme la serie ha ido avanzando y creciendo, todos estos elementos se han ido colocando para dar paso a diversas tramas.
Con ellas, se han introducido más personajes que habrán tenido más o menos que decir, y nuevas localizaciones que conforman los continentes de Poniente y Essos. Además, reseñar el progreso técnico y audiovisual de la serie, convirtiéndose en sus siguientes temporadas en un producto de calidad cinematográfica.
Por encima de todo, la serie se ha caracterizado, junto con su trama, por engancharnos a los espectadores sin darnos tregua alguna con el destino de los personajes, todas las piezas del tablero que es Juego de Tronos. Desde el campesino más humilde de Lecho de Pulgas hasta el mismísimo Rey de los Siete Reinos, ya fuera más pérfido o más bondadoso, más protagonista o secundario, daba igual, nadie estaba a salvo.
Buena prueba de ello han sido icónicos momentos como Baelor, la Boda Roja, la Montaña y la Víbora, etc. En definitiva, la serie ha demostrado ser tan injusta como la vida misma, dándonos falsas esperanzas, colmarnos de frustraciones y dejarnos con nudos en la garganta, como las criaturas del verano que fuimos.
Y qué decir de la banda sonora, uno de los grandes sellos de identidad de la serie. Ramin Djawadi no solo se encargó de inmortalizar un opening memorable, del que se desprende la temática del poder y su inestabilidad a través de análisis musicales, sino que además cada personaje principal, cada lugar y cada familia tiene su propio tema. Hoy día, un símbolo de la cultura pop de la que se han celebrado conciertos.
Posteriormente habrá podido agradar o disgustar más a la audiencia la toma de ciertas decisiones tras las cámaras, pero lo que es seguro, y la mayoría de espectadores estarán de acuerdo conmigo, es que guardamos muy buen recuerdo de los inicios de la serie.