Retomamos este sábado el #AniversarioDeHierro, una década desde el estreno del primer capítulo de Juego de Tronos. Lo hacemos con un texto muy emotivo de nuestra amiga Cris Stix reflexionando sobre cómo la serie le ayudó en uno de los momentos más duros de su vida.

El Juego que lo cambió todo

La primera vez que vi la Juego de Tronos estaba pasando por uno de los peores momentos de mi vida. Acababa de salir de una relación tóxica, de cuatro años y el infierno que pasé fue muy duro. Había tocado fondo.

Un día, hablando con un amigo, que sabía lo friki que era yo, me dijo, textualmente: «Si quieres ver una serie en la que haya magia, sexo y violencia, tienes que ver Juego de Tronos». Y así lo hice.

Me dijo que había cuatro temporadas ya, pero que todavía quedaban unas cuantas por salir. Tardé mas de un mes en comenzar a verla, pero ese mes de Julio me vi cuatro temporadas en dos semanas, con en el ordenador. Me enganchó tanto la serie que apenas dormía o comía, siempre con la vista pegada a la pantalla.

Cuando terminé la primera temporada estaba muy sorprendida. Me impactó tanto que muriese quien era para mí el protagonista, y uno de mis personajes favoritos, que estuve llorando bastante tiempo.

De todos los capítulos, mi favorito es el 2º de la temporada 4, El león y la rosa. Después de dos semanas odiando al cretino de Joffrey, por fin se moría. Fue uno de los mejores momentos de todo el verano. Por aquel entonces no había leído los libros, eso vino años más tarde; y fue algo que no me esperaba para nada, menos después de todo lo que había pasado en la tercera temporada.

Juego de tronos entró en mí de tal manera que, cuando no estaba viendo la serie, estaba hablando de ella. Poca gente quería estar cerca de mí, ya que a mi alrededor nadie conocía la serie, excepto el amigo que me la recomendó, con quien ya había hablado de todo lo que se podía hablar. Así, que me dediqué a buscar información en internet, encontré demasiadas teorías y spoilers por lo que dejé lo dejé: no quería saber más. Decidí esperar la quinta temporada. A partir de ahí, empecé a leer los libros.

He de decir que lo que más me enganchó fue la ambientación, ese mundo fantástico estilo medieval: me inspiró para la creación de muchos de los relatos que escribí en aquel momento. Me encantó ver los paisajes, los escenarios increíbles, tanto naturales como artificiales, que te hacen sentir parte de ese mundo

Cabe mencionar que la BSO fue brutal: normalmente en una serie solamente veo la introducción del primer capitulo, por curiosidad. Con Juego de Tronos no fue así. Me tragaba todos los openings. Se me ponía la piel de gallina cada vez que la escuchaba; y de hecho, todavía me pasa. También me gustaba el mapa tridimensional con los lugares en los que iba ocurriendo la trama. Además, cuando salía de fiesta la ponían en los pubs de la zona y todo el mundo se venía arriba.

Recuerdo que cuando estudiaba en Almería iban a rodar algunas escenas y estaban buscando extras. Quería ir, claro, pero de todos los requisitos que pedían creo que no cumplía con ninguno; piel oscura, 1,70 mínimo, pelo oscuro, disponibilidad total… en fin, me quedé con las ganas. Conozco una chica que sí fue y me contó que la experiencia había sido una pasada.

A día de hoy, ya he leído todos los libros y es cierto que los prefiero a la serie. Aun así, he visto Juego de tronos unas cuantas veces más.

Mi verano mejoró bastante. El hecho de ver la serie, hablar de ella, pensar en sus personajes y tramas y crear mis propias teorías ayudó a que ese infierno que había vivido se convirtiera poco a poco en un simple recuerdo. Además, también conocí al que a día de hoy es mi pareja, con quién no hubiera sido capaz de empezar nada si Juego de Tronos no me hubiera ayudado a superar todo y quererme a mí misma. Podría haber sido cualquier otra serie, pero el destino quiso que fuera Juego de Tronos.